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lunes, 28 de marzo de 2011

CRÓNICAS Y LEYENDAS QUE POCO SE HAN CONTADO. Siguiendo con el tema de las crónicas y las leyendas que han sido contadas por abuelos y que han quedado en la tradición oral del municipio de Miranda Cauca, para quienes leyeron la anterior crónica en donde detallaba donde salía o se aparecía cada engendro hoy me referiré al primero de ellos cual es el espanto del puente sobre el río o la quebrada el infiernito. Refieren nuestros abuelos que en sus comienzos, en todos los pueblos de Colombia, el fluido o luz eléctrica no estaba al alcance de los nacientes pueblos en los años 30 o 40. La luz eléctrica empezó su furor a mediados de los años 50 pero muy escasa. No existía el alumbrado público y aunque algunas casas contaban con la energía eléctrico esta no era suficiente para todo la comunidad. Como el transitar en la noche era tientas o con linternas de mano, se requería casi siempre ir acompañado de otra o de otras personas que en caso dado pudieran prestar alguna ayuda o apoyo a quienes tomaban bajo su responsabilidad de caminar a altas horas de la noche. En Miranda empieza a tejerse la historia de la aparición de un fenómeno con características de monstruo, pues se hablaba de la figura de un gran perro negro, con ojos que sobresalían de sus órbitas, una larga lengua que le colgaba casi hasta tocar el suelo, y amarrado con una pesada cadena que el animal en su furia por atacar a quien se atreviese a desafiarlo, era capaz de arrastrarla. Se oía entonces el tintineo de la cadena y se veían chispas de candela cuando esta rozaba el suelo. Al encuentro con este engendro, muchas personas quedaron desmayadas, permaneciendo sin sentido por largas horas hasta cuando en la mañana los primeros transeúntes se encontraban a quien en la noche anterior había sido victima del encuentro con el perro negro. Una creencia muy arraigada entre nuestra comunidad, es que a los espantos, se les debilita la fuerza o la intención de hacer daño cuando cantan los gallos, con las primeras luces del alba o cuando alumbra el sol en el oriente. En estos casos se puede dominar al engendro de una manera fácil o al menos no ser atacado. Quienes refieren esta historia entre victimas del encuentro y testigos, se afirma que el susto que se pasaba era tremendo habida cuenta de que el susodicho perro, cuando se daba cuenta de que había logrado asustar a su victima, la arrojaba al suelo y se paraba encima de ella lanzando llamas cual dragón de oriente por boca y nariz Refieren algunas personas que en ocasiones salía persiguiendo a quien las fuerzas le servían para correr después de este encuentro macabro. Con la llegada de la luz eléctrica y el alumbrado público empezó a perder fuerza esta historia hasta no volver nadie a referir algún encuentro con el perro negro que asolo a los caminantes que en esos años de oscuridad se atrevieron a desafiarlo pasando por el puente. EUGENIO ZUÑIGA

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